La
Ley de Conservación de la Energía afirma que ésta
ni se crea ni se destruye sino que se transforma, popular Principio de la física clásica y de cierta simpleza, tan fácil de entender como también es la mecánica de asegurar que, puestas en la balanza dos masas de
100 y
150 gramos de peso respectivamente, ambas suman
250 gramos, elemental e indiscutible por casi todos... pues bien:
¡Y una buena mierda!.
Mi réplica es clara, a ver, ¿por qué si me como un pequeño
Croisant se me pone cada uno de sus suculentos cuernos en sendas lorzas riñoneras inmediatamente después de ser ingerido? ¿por qué una comida completa que en su totalidad no sumará más de
½ Kg en la báscula representa
1 kg y medio en mi esculpido body?.
El metabolismo basal... otra estafa. ¿No consumimos energía por respirar, andar, pensar, dormir...?, dicen que hay que activarlo para quemar más, que hay que despertarlo, pero el mío si no se ha muerto debe estar fosilizado: ¿es necesario hacer una carrera constante de 40 minutos para tan sólo quemar las calorías de
medio postre?; ¿más de 50 largos de piscina por un
helado?, ¿6 días corriendo para compensar los
excesos de un fin de semana?. Esto no es justo, serio, sano, ni equilibrado.
Hubo una época en la que podía presumir sino de figura sí de poder comer a antojo sin riesgo de engordar un gramo, incluso me preocupaba no hacerlo (iluso, tarugo, idiota, inconformista, palurdo, bocazas...). Lo que antes casi podía ser un cuerpo
Danone ahora no puede más que aspirar a la forma del envase, condición sinecuanum cuidar con esmero la alimentación y además convertirme en pseudo triatleta, pues ni el
spinning, el
pilates o mi experiencia con la
velocidad han vencido por completo mi natural predisposición al atocinamiento, lo que hace replantear las bases de la física cuántica frente a la tradicional, aceptando la expansión del universo y yo como parte de él. La expansión de mi propio cuerpo.
El abuelo de mi santa era médico, y siempre contestaba a sus pacientes que preguntaban por su peso excesivo -más preocupadas y coquetas ellas, que la asumida condición de gorrino por parte de ellos-, con un frase hecha que justificaba los motivos por los que estaban gordas sin comer nada prácticamente: “
Señora, usted no está gorda por lo que come, sino por lo que ha comido”. Esto nos lleva de nuevo a replantear el enunciado del célebre
Principio de la Termodinámica del que debe admitirse una salvedad que lo complementa:
la Energía no sólo no se destruye, sino que se acumula sin admitir transformación, razonamiento que me haría también comerme mis propias palabras dichas siendo joven lozano y esbelto, osadía de la que me abstengo no por falta de ganas sino por lo que puedan engordar.
The Flaming Lips. "
I am the walrus"
Nota: La letra de la canción es tan surrealista como la respuesta del cuerpo humano a las dietas.
(...)
Yo soy él como tú eres él como tú eres yo
y todos somos todos a la vez.
Mira cómo huyen
como cerdos de una escopeta
Mira cómo vuelan
Estoy llorando.
Sentado en un copo de maíz
Esperando que llegue la camioneta
la camiseta de la empresa
Maldito martes puñetero, tío
Has sido un niño malo
se te ha puesto la cara larga.
(Estribillo):
Yo soy el hombre huevo,
ellos son los hombres huevo
Yo soy la morsa
¡Gu gu gu yub!
Sr. Policía Municipal
Sentado, el precioso policía en fila
observa cómo vuelan,
como Lucy en el cielo,
mira cómo huyen.
Estoy llorando,
lloro.
Una natilla de sustancia amarillenta
gotea por el ojo de un perro muerto
Pescadera de cangrejos
Sacerdotisa pornográfica
Chico, has sido una niña mala,
te bajaste las bragas.
(Estribillo)
Sentado en un jardín inglés
esperando el sol
Si el sol no sale, te pones moreno
por estar bajo la lluvia inglesa.
(Estribillo)
Expertos analizadores de textos, fumadores ahogados
¿No creéis que el bufón se ríe de vosotros?
¡Ja, ja, ja!
Mira cómo sonríe
Como cerdos en una pocilga
Mira cómo gruñen
Estoy llorando.
Sardinas de sémola
subiendo la Torre Eiffel
Un pingüino primario cantando Hare Krishna
Oye, tenías que haberles visto dándole patadas a Edgar Allen Poe.
(Estribillo)
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"Dejé de comer y de beber para meditar; es inútil: más vale aprender".
Confucio -孔子- (551 a.C.-479 a.C.). Maestro pensador chino.