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Todas las fotografías son de Steven McCurry
(c) Magnum Agency / National Geographic |
El orden lógico que suelo seguir a la hora de escribir una entrada en el blog responde a una asociación de ideas entre aquello que pretendo contar y el tema musical que acompaño, siendo este último el que surge inspirado por el asunto tratado salvo que claramente no haya una anécdota, noticia, serie fotográfica, reflexión o broma, y la música en sí misma sea la excusa. Por último encuentro la cita que en ocasiones se lleva todo el protagonismo, cuido que guarde coherencia al menos con el texto y si es posible también con la letra de la música. Sin embargo hoy los acontecimientos traen un orden distinto, todo danzará al son de la música.
Con la intención de publicar una canción que lleva tiempo rondándome la cabeza he querido inspirar todo el contenido en su letra, presentando diversos enfoques muy dispares y todos posibles, a su vez con distintas citas de las que beber, cuestión que ha hecho el juego más confuso. ¿Posibilidades?, múltiples autores: "
Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias" (
John Locke); "
Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una" (
Voltaire); "
No hay mal (ni bien) que cien años dure", y el obvio "
Ojos que no ven, corazón que no siente"... ya centrado en el refranero popular me lleva a hacer sonar notas aparentemente alejadas en el pentagrama:
felicidad, ignorancia, emociones, conceptos suficientemente complejos y amplios como para permitir dedicar un blog específico a cada uno de ellos y que sólo pueden ser abordados por partes para indefectiblemente volver a juntarse.
Empezando por la noción de
Felicidad, definir ésta o sus causas puede resultar agotador. Dijo
Umberto Eco que “
aquellos que aspiran a ser felices de modo constante (aquí o en otro mundo) son unos cretinos”. Precisamente sospecho que la causa de la
infelicidad está en su permanente búsqueda sino de ésta de sus síntomas: en la pugna de lo beneficioso frente a lo adverso, el placer contra el dolor, la risa como respuesta a la tristeza, la eterna huida del miedo, de las angustias, de lo desconocido, la lucha contra la incertidumbre, de satisfacer los sentidos y las emociones. Percepciones subjetivas y muy relativas, cuando la "verdadera felicidad" o un concepto razonable de ésta es renunciar a esa idea imposible que es la felicidad permanente, lo cual aporta mucha tranquilidad por batalla perdida que es.
"
La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación" decía
Inmanuel Kant, cuestión que no seré yo el que se atreva a rebatir, a lo que añado la cita de
Miguel Delibes cuando dijo que "
la felicidad no existe y a lo mucho que se llega, a lo largo de la vida, es a briznas de dicha que se deshacen como las pompas de jabón", obsesión constante de filósofos y pensadores y para los que no se ha encontrado fórmula.
Con un ligero esbozo de lo que puede significar la felicidad en su forma más esencial estaremos de acuerdo en que se trata de una aspiración
universal, codiciada sin distinción de géneros, razas, religiones o credos, con una clara componente emocional y a la que con mucha suerte podremos aspirar a instantes fugaces, que cuanto más abundantes sean mejor y donde cantidad siempre es mejor que calidad. Ahora bien, pretendiendo gozar de muchos pequeños momentos felices habrá que sacrificar, renunciar y huir de los elementos dinamitadores, los que restan y generan frustración, los que apagan y atentan nuestra sensación de paz, y aquí, igual que es personal cada faceta vital que produce goce, también lo son las que cargan contra ella.
Lo material, o mejor dicho su ausencia no me frustran, mis necesidades esenciales e incluso a mayores están perfectamente cubiertas, y con total seguridad la de cualquiera que sea capaz de leer estas líneas. Dicho ésto, es función de lo poco o mucho materialista que cada uno sea, valorar su personal nivel de desgracia, si bien hay quien puede creer que tener una segunda vivienda es un concepto básico, podría asomarse aunque sea por "morbo", a la información de una O.N.G. cualquiera y disipar su triste y miserable idea; también podríamos extrapolarlo a problemas de educación, de atención sanitaria, servicios, capacidad adquisitiva, seguridad ciudadana, etc. y no por ello hay que admitir renunciar a muchos derechos que tanto ha costado alcanzar, pero que distan años luz del alcance de millones de personas de este mismo planeta. Eso sí, estas reflexiones implicarían empatía, adquirir conciencia de lo que este mundo realmente es y podría atentar con la noble idea de
Groucho Marx: “
Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna...“
Nos conviene mantenernos ignorantes todo lo que podamos y reconozco ser el primero que evita cierta información por dolorosa, por debilidad, rasgar mi fibra sensible, por minar mis emociones, por hacerme sufrir. No sólo soy irresponsable por cambiar de canal o no profundizar en lo que no me conviene saber, sino que procuro “ocultar” a mis hijos una realidad cruda que sí les muestro en conceptos, como ideas por las que luchar, pero sin descubrir desnuda la evidencia.
¿Cobardes? ¿egoístas? ¿insolidarios?, ¿proteccionistas?, ¿cómodos?, es posible, o una nueva manera para “sobrevivir” o de liberación.
¿Dónde quiero llegar con todo esto?: A ningún sitio y tal vez ahí esté la clave, vivir y ser feliz es disfrutar de lo que que depare este viaje y adoptar la "ignorancia" como opción, sin hoja de ruta, sin ambiciosas metas que alcanzar y sin ánimo de querer explicar lo que probablemente no tenga explicación y mucho menos de un futuro incierto.
Posiblemente todo sea una cuestión de percepción, de algo que no existe o que sin embargo siempre ha estado ahí, la “felicidad” como proyecto aunque no como meta, un estado emocional del que si no se sabe o no se quiere ver, siempre es más fácil autocompadecerse justificando lo dura, triste y lamentable que es la vida. Es posible que de aquí derive la idea de que
la justicia es ciega, pero ese sería otro dilema y quedaría demasiado largo.
Spiritualized. "
Out of sight" (Let It Come Down
, 2001)
(...)
Ojos que no ven es siempre un corazón que no siente
y creo que un corazón que no siente son ojos que no ven
Sólo buscaba algo de paz y tranquilidad de espíritu
y no pude encontrar mi paz
Dicen que más dura es la caída
pero me he caído y no estoy seguro
Sabes que he caído otras veces
y sencillamente no puedo soportar caer más.
Si soy bueno podría añadirme años de vida
pero prefiero añadir algo de vida a mis años
La vida es realmente lo que haces, dicen
Ni siquiera he podido decidir hoy
El mundo sigue girando, me mantiene en mi sitio
De donde estoy tan sólo hay tres millas hasta el espacio
la posición del espacio es todo el espacio que puedo soportar
la gravedad sigue manteniéndome abajo.
...............
"Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse."
François de la Rochefoucauld (1613-1680). Escritor francés.