…érase una vez un escorpión que se encontraba en la orilla de un río con la intención de cruzar al otro lado sin saber qué hacer, pues no había troncos, ramas ni ningún elemento útil que le permitiera alcanzar su objetivo con seguridad.
Descubrió una rana que nadaba cerca de la sabía que habitualmente ayudaba a otros animales a cruzar; le llamó y amablemente rogó que le hiciera el favor de cruzarle nadando a la otra orilla, subida a su lomo.
Al principio la rana se negó rotundamente. Preocupada y sorprendida le respondió: “¡Imposible, te conozco! ¿Cómo voy a cruzarte si tú eres un escorpión?”, y añadió: “No ves que si te subo me picarás y me moriré”.
El escorpión le razonó, “eso sería absurdo, si te pico efectivamente te morirás y yo lo haré contigo, porqué no sé nadar y me ahogaré”.
El razonamiento le pareció lógico, contundente, de peso, y se animó aunque muy desconfiada a cruzarle a nado admitiendo que se subiera encima. El escorpión subió y la rana comenzó a nadar cargándolo en su resbaladiza espalda.
...A mitad de camino, en la zona más profunda y turbulenta del río, el escorpión alzó su aguijón y dio un mortal picotazo a la rana.
La rana ya empezaba a percibir el efecto letal del veneno, agonizando y desorientada no daba crédito a lo ocurrido. Comenzando a hundirse y voz débil, pidió explicaciones a su mortal pasajero: “¿Qué has hecho? ¿Por qué me has picado, no ves que tú también morirás conmigo? ...¡Te vas a ahogar!”, le gritó. El escorpión, consciente de lo ocurrido, no tuvo más que admitir la realidad resignado: “Lo siento, es verdad, ...pero no lo he podido evitar. ¡Soy un escorpión, es mi naturaleza!”
La fábula de
“La rana y el Escorpión”, de origen desconocido, se le atribuye a
Esopo aunque no se descarta que se trate de un viejo relato popular de origen africano. En cualquier caso, trae una
moraleja muy clara:
Cada individuo es de una naturaleza difícil de alterar y modelar. Nuestra personalidad es única y quizá invariable, somos de distinta pasta. Uno es lo que es, pese a las circunstancias.
¿Seguro?. Las personas estamos condicionadas biológicamente, socialmente..., educación, religión, valores propios o inculcados, moral, han ido generando el cliché, el molde en el cual nos colocan y encajan pretendiendo que nos mantengamos inmóviles toda la vida, estableciendo los condicionantes que determinan nuestro comportamiento. Es lo que mantiene el Determinismo, donde pensamiento y actos humanos están causalmente determinados por el famoso binomio causa-efecto, descartando las consecuencias del azar.
Por otro lado está la doctrina filosófica contraria, el Indeterminismo, que sostiene que no existe la causa; las acciones no están determinadas, sino condicionadas. Es la clara defensa de la libertad, admitiendo la casualidad y sus efectos.
Yo, sinceramente y a estas alturas... ¡Ya no tengo ni p*** idea!, pero desde luego mantengo una máxima: Jamás hay que quedarse estancando, hay que avanzar, se debe seguir el trayecto incluso con el riesgo de ahogarse. Son las reglas del juego.
Ya puestos a cruzar al otro lado, hoy no se me ha ocurrido mejor elección que un clásico de un grupo de culto: The Doors, con su “Break on through (to the other side)”, canción con el que abrían su primer álbum, y homónimo, publicado en 1967, considerado uno de los mejores discos de todos los tiempos.
(...)
Sabes que el día destruye la noche.
La noche divide al día.
Intenta correr, intenta esconderte, cruza al otro lado.
Pasa al otro lado, vamos pasa.
Aquí perseguimos nuestros vicios, enterramos nuestros tesoros allá,
¿pero te acuerdas que también lloramos?
Cruza al otro lado, pasa al otro lado, vamos cruza al otro lado.
Todo el mundo quiere a mi chica, todos la quieren, a todos les gusta,
¡y ella se crece!
Encontré una isla en tus brazos, un país en tus ojos.
Brazos que encadenan y ojos que mienten, cruza al otro lado, pasa al otro lado, cruza al otro lado.
Montemos un numerito semana tras semana, día tras día, hora tras hora.
La puerta es ancha, profunda y el camino es recto,
vamos, cruza, entra, pasa, siiiií.
..................
Desde luego no existen buenos ni malos, víctimas ni verdugos, valientes ni cobardes. ¿Qué eres rana o escorpión? ¿Cuál es la mejor opción?
Sinceramente pienso que
somos ambas cosas, que existe una naturaleza probablemente invariable per se, aunque sí susceptible de
evolucionar –opción
escorpión-; y que, en el transcurso de la vida, hay que subir a la espalda innumerables elementos que nunca podremos modificar. Todo dependen de la habilidad y resistencia natatoria de cada
rana y del riesgo que cada cual quiera o sea capaz de admitir.
¿La conducta humana está programada o determinada? Una respuesta afirmativa anularía la existencia de la libertad. No existe una opción correcta ni única, solo el equilibrio rana-escorpión que cada individuo es capaz de encontrar en sí mismo, porque
todos somos rana y escorpión al tiempo.
Bueno, existe otra variable, la de “
nadar y guardar la ropa”.
Quién me conoce bien sabrá que a mí esta última nunca me ha ido... esa será otra fábula.
......................
“A menudo hallamos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo”
Jean de La Fontaine (1621-1695). Poeta francés.